viernes, 12 de junio de 2009

Las cicatrices de la tierra

Polémica del absurdo la de estos días, donde un gobierno sordo a la voz de la cordura de su pueblo, insiste en lesionar de manera permanente un santuario natural, testigo de nuestras más antiguas raíces culturales y reservorio del 40% del agua de esta isla, que es de todos, los que ahora estamos y los que vendrán después. La cementera de Gonzalo es casi un hecho, pese a los esfuerzos y la actitud cívica, comedida y respetuosa de amplios sectores de la República Dominicana, que sólo están solicitando la revisión del estudio de impacto ambiental ;pese al consejo prudente de organizaciones ecológicas nacionales y foráneas. No parece importarle a la actual administración del Estado el costo político de tan impopular decisión, porque aparentemente es mayor la deuda contraída con los gestores financieros del proyecto industrial, y confían en la proverbial fragilidad de la memoria del pueblo, que en tiempos electorales se vende al mejor postor y olvida las ofensas, los engaños, las manipulaciones y los atropellos, porque "ahora 'e", y "e' palante que vamo". Sin embargo. algo diferente está sucediendo en esta ocasión, algo que nunca había tenido la oportunidad de vivir en estos 15 años de necesario exilio en esta tierra mágica que me duele tanto como la que me vió nacer. He visto movilizarse en las calles, manifestarse públicamente en encendidos y auténticos discursos a una juventud que había estado aletargada durante demasiado tiempo, sumergida en viernes sociales, sábados de bonche y domingos de reclusión familiar o conformismo religioso. No se trata de un grupo de sindicalistas arribistas o activistas políticos disfrazados de dirigentes comunitarios, ni de falsos comunistas de discursos retóricos y yipeta del año, ni siquiera de la figura solitaria de un salesiano de apellido sugestivo, tildado de "loco" y "revoltoso" por sus detractores. No. En esta ocasión son otras las voces y es más profundo el mensaje. Apostar a la fragilidad de la memoria es como jugar a la ruleta rusa con un Magnum .357 con cinco cápsulas en el tambor. Quedarán las cicatrices en la tierra de Gonzalo, pero habrá una voz permanente desde el centro del pueblo, que nos recordará de qué manos vino la primera herida.


3 comentarios:

Patricia Molina dijo...

Marcos, te felicito por esta iniciativa!! Un abrazo!!

Unknown dijo...

En esta ocasion se ve como el gobierno se ha pasado de descarado, porque el pueblo se ha revelado y ellos lo quieren ignorar. Esperemos que terminen por dar la cara y abrir los ojos como lo hemos hecho nosotros ya!!

Unknown dijo...

Acabo de visitar su blog y me he leído cuanto aparece hasta el momento. Me ha encantado descubrir esta insospechada faceta de su personalidad. Gracias por compartir y ¡Felicitciones!

Yvonne